lunes, 9 de enero de 2012

Y el corredor del mes es:

Antes de decirlo queremos dar las gracias a aquellos que se tomaron la molestía de escribir el relato. Y también pedir disculpas por el retraso del anúncio, bueno sin más anunciamos quien es el corredor del mes, quien estará en nuestra página en el side derecho todo el mes de Enero y además se llevará unos separadores de los libros. ¡Que genial! Y se llama:

Herikc Hernández Cruz
Nick:Darkher

Y a continuación les presentamos el relato que lo hizo ganador:

Primeras Impresiones

Las primeras veces siempre son las más difíciles. Y mi primer día en aquel lugar fue el más complicado de todos los que he vivido hasta ahora. No fue mi culpa, ni la de nadie más. Digamos sólo que… bueno… llegué en mal momento.
Las frías y metálicas paredes de aquel sitio, se mezclaban con la oscuridad  y sinceramente la amnesia no ayudaba demasiado, todo era insoportable.  A veces los sonidos se agudizan en los lugares pequeños y se convierten en ecos que retumban en tus oídos y taladran tu cabeza. Podía escuchar gran cantidad de sonidos detrás de esa prisión en la que me encontraba: gritos, golpes, aullidos, y algo más, algo como ¿viscoso y chirriante? Hasta ese entonces no sabía que ocurría, la incertidumbre y el confinamiento estaban por volverme loco. Los sonidos se intensificaban. Una batalla se libraba en el exterior y no sabía qué hacer. No recordaba nada, apenas mi nombre.

Quería salir, o tal vez no. Ser parte de una pelea en la que posiblemente muchos hayan muerto o resultado heridos no me resulta particularmente atractiva, aunque nada me garantiza que el estar encerrado y sentado en la esquina de un elevador sea seguro. De cualquier manera el encierro  no me sienta nada bien, bonito lugar al que fui a parar.
Habían pasado por lo menos diez minutos y nadie había intentado abrir las pesadas puertas. El ajetreo seguía por fuera y dejando a un lado mis miedos tenía que tener la certeza de lo que ocurría y así poder hacer algo coherente o cuando menos ser de ayuda. Todo estaba oscuro, me puse a gatas y comencé a buscar algo en el suelo que pudiera servirme. Me movía a tientas ya que mi vista estaba inutilizada. Me topé con una caja de cartón y otros contenedores de madera; era obvio cual podía abrir. Moví las solapas de la caja, había ropa y otros artículos de cocina pequeños que pude identificar al tacto, pero nada útil. El tiempo corría y la violencia se desataba afuera. Comenzaba a desesperarme, levanté la caja de madera y la azoté contra la puerta en un estúpido intento de abrirla. Sin éxito, pero después de varias repeticiones la caja se quebró, de nuevo revisé lo que había y encontré algunas herramientas de construcción: eran frías, resistentes y eficaces. Tomé algunos desarmadores, los coloqué en la rendija de la puerta y poco a poco fui empujando. No sé que haya ocurrido, misteriosamente la puerta se abrió después de un rato. ¿Sería automática o sólo requería de un pequeño impulso para que esta abriera? Difícil decirlo, sólo comprendía que era libre, libre para convertirme en un soldado cuya vida estaba en juego.
Mi vista se adaptó de inmediato al exterior. Era de noche y unas figuras se movían de un lado hacia otro, cargando palos y demás cosas que terminaban en punta. Corrí enseguida hacia lo que parecía ser una casa de madera, pero en mi intento de ponerme a cubierto, tropecé con algo en el suelo que me hizo caer. Azoté con fuerza, voltee enseguida y miré de cerca: era un chico muerto, tenía varias perforaciones en la espalda y un corte que le atravesaba la cintura. Me horrorice y me puse de pie tan rápido como pude, miré a mi alrededor y me percaté de que muchos cuerpos más yacían en el suelo. Algunas siluetas más atacaban a lo que parecía ser un bulto del que salían cosas puntiagudas y otras más redondas.
Estaba indefenso, asustado y muy confundido. Lo primero se podía arreglar, lo segundo y lo tercero llegarían con el tiempo. Tomé  un palo puntiagudo y largo que había en el suelo, lo lancé hacia uno de los bultos extraños. Todo lo que fuera humano era aliado, y lo que no, claramente era enemigo. Fallé, mi puntería era pésima y el palo impactó directamente en el suelo.
Busqué algo más para arrojar: piedras, botes, ¿zapatos?, ¿Sierras?, ¿Brazos?, un cuchillo. Me decidí por esto último, que parecía ser más útil y menos macabro. Lo empuñé, sabía que era mal lanzador así que quizá fuera mejor en el combate cuerpo a cuerpo. Me acerqué con sigilo tras uno de los bultos. De cerca se veía como un caracol sin concha, pero con sierras y puntas metálicas saliendo de su viscoso cuerpo, algo aterrador. Mi víctima atacaba a un chico pelirrojo, éste estaba en contra una pared y esquivando las estocadas que la criatura le lanzaba. Fuertemente le clavé el cuchillo en la parte trasera, chilló como un cerdo y se dio la vuelta para encararme. El cuchillo se le había quedado atascado, sólo quedaba hacer una cosa: correr.
Salí velozmente disparado hacia ninguna parte, sólo necesitaba huir de mi persecutor. En mi escape vi escenas parecidas a las del pelirrojo: chicos siendo acosados por las criaturas. Sabía que si podía quitárselos de encima podrían rearmarse y estar en condiciones similares de pelea.
Comencé a sudar, quizá de nervios o por la carrera, pero no paraba. Agarraba lo que fuera que pudiese tomar mientras corría y lo arrojaba a las criaturas. Al cabo de poco tiempo me encontraba siendo perseguido por media docena de babosas bélicas, estaban tras de mí, emitiendo sonidos babeantes y bizarros. No conté con que fueran inteligentes, hasta que me di cuenta que me habían cercado sobre una enorme pared recubierta con lianas, todas las cosas frente a mí, levantando sus armas y dispuestos a abalanzarse contra un servidor y volverlo sólo carne molida y extremidades que adornarían el  suelo de aquel bello lugar.
Respiré con fuerza, mi último aliento, o eso creía. Uno de mis captores chillaba con fuerza, luego le seguía otro, hasta que todos se quejaban al unísono, retorciéndose coléricamente y desfalleciendo. Los chicos fueron la carta del triunfo, lograron matar a todas las extrañas criaturas al clavarles toda clase de cosas sobre sus asquerosos cuerpos.
Me desplomé sobre el muro, aún temblaba. Un joven alto  se aproximó a mí, la oscuridad no me dejó ver su rostro por completo, pero pude distinguir sus dientes que adornaban una sonrisa. Se inclinó hacia mí y me tocó el hombro. Aún después de 104 días en el área recuerdo las primeras palabras que alguien me dijo al llegar: “Buen trabajo, novato. ¿O debo decir, bienvenido corredor?”. Lo imité al devolverle la sonrisa, en ese instante no sabía a qué se refería con “corredor” pero una muestra de gratitud o reconocimiento, seguro que era.
Me puse de pie, aún con la respiración agitada. El tipo preguntó mi nombre, el cual sería deformado y anexado a la profesión que me otorgaron desde ese día: corredor. Tenía que salir todas las mañanas, recorrer el laberinto e intentar resolver el enigma que nos agobiaba. Regresaría antes de la noche, cuando las puertas se cierran, a diferencia del día en que llegué y esto no ocurrió dejando entrar a los penitentes. Me han llamado larcho, shank, plopus, pero lo que realmente me distingue entre todos son dos simples palabras: “Darkher Runner”.

El será el corredor del Mes por TODO el mes de Enero. :) Y también se hace acreedor de unos separadores del blog. ¡Felicidades!

3 comentarios:

Lupisss 9 de enero de 2012, 18:06  

Esta muy bueno! Que buen inicio de esta sección? jaja felicidades habitante :D muy bien ganado

Alexis Steven 9 de enero de 2012, 18:24  

¡wow! está genial, me ha gustado mucho. Por lo visto se lo merece.
Saludos.

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